En las últimas dos décadas el consumo de los analgésicos opioides ha experimentado un crecimiento importante en EEUU, Canadá, Australia, y también en Europa y España, para el tratamiento del dolor crónico no oncológico.
El dolor crónico, principalmente si es severo, multifocal, duradero e incapacitante, se solapan con la depresión en una frecuencia considerable.
En esta presentación se ofrecerá una revisión sobre la comorbilidad entre los trastornos por consumo de opioides, el dolor y la depresión.