De tanto hablar de Salud Mental, el concepto ha quedado vacío de contenido mientras seguimos fraccionando la comprensión (y el abordaje) del ser humano. No hay saludes parciales. Todo lo mental es corporal y político. El malestar creciente de la población necesita, con urgencia, un nuevo paradigma que limite la importancia de las categorías diagnósticas en favor de una mirada biográfica y contextual.